viernes, julio 20, 2007

El que sabe.. sabe y el que no es jefe.


Qué hay detrás de la fiebre de títulos en puestos Directivos?
A todos nos resultan familiares títulos como “Consejero delegado”, “Director Financiero” o “Director General”. Incluso nos hemos acostumbrado a términos como “Director de Tecnologías”, “Director de Marketing” .
Pero requiere cierto esfuerzo por nuestra parte habituarnos a algunos de los títulos actuales que podemos encontrar en cualquier empresa, como “Director de talento”, “Director cultural”, “Director de innovación”, yo agregaría tambièn “Director de Privacidad”, “Director de Reclamaciones”, “Director de Frikies”, “Director de chismosos”. ¿Qué ha ocurrido con la tradicional pirámide jerárquica corporativa, donde únicamente había unos pocos Directores y muchos, muchos subordinados dependientes de los mismos?
A primera vista parece el típico proceso en que se “inflan” los títulos. Un exceso de puestos directivos de primera línea acreditados a la familia y a los amigos de la familia dueña de la empresa, que se conceden dentro de una clase-, está erosionando en cierta manera todo el prestigio que en el pasado se solía asociar con los altos puestos directivos y las altas calificaciones. No obstante, estos novedosos títulos directivos también pueden reflejar reestructuraciones corporativas, inflar los títulos “parece estar asociado con un menor grado de jerarquía dentro de la organización. La gente quiere diferenciarse de algún modo de los demás, pero en una organización sin niveles existen menos jerarquías y, por tanto, menos oportunidades para diferenciarse. Una cosa buena de la jerarquía es que se puede uno a uno subir todos los escalones de la corporación. Si no hay escalones, no hay nada que escalar”.
Antes, la gente simplemente quería ascender los escalones jerárquicos establecidos, pero ahora buscan reconocimiento, de tal forma que puedan continuar su camino si así lo desean. He comprendido que “muchas veces es más barato dar a la gente un título de mayor categoría que un aumento de sueldo”. Y si el problema es la contratación, “es más fácil ofrecer al potencial empleado el título que desea si ello implica que va a aceptar la oferta del bajo sueldo y de incorporarse a la empresa”.
La gente que está accediendo a esos puestos inflados “podría formar parte de una generación que es cada vez más narcisista” , generando en los subordinados con titulos de cache, la tipica grandiosidad, y como detalle de incapacidad miedo arriesgarse apostando a un nuevo proyecto, ya que si sale mal, su soberbia y autoimportancia puede llegar a devaluarse.